Porque sencillamente se puede

Cómo podía romperse el corazón de una persona irreparablemente y aún así seguir adelante, preparando el café, comprando sábanas, haciendo camas y asistiendo a reuniones. Se levantaba, se duchaba, se vestía, se acostaba, pero una parte suya había muerto. En otros tiempos Mary Stuart se había preguntado cómo era posible vivir así, lo que despertaba en ella era una curiosidad morbosa. Ahora lo sabía. Sencillamente se seguía viviendo. El corazón seguía latiendo y se negaba a dejarte morir. Seguías caminando, hablando y respirando aunque por dentro estuvieses deshecha. Y se dio cuenta de algo que siempre había temido: que al final uno se queda solo. Era ella quien tenía que superar su desgracia y seguir adelante.

jueves, 3 de junio de 2010

Me asfixio. Por favor, sálvame. Por favor, por favor. ¡Cómo desearía odiarte! Cómo lo deseo... ¡Pero no te encuentro ningún defecto! Vamos, vamos, insúltame, grítame, ódiame... háblame...



PERO NO ME ALEJES.

No hay comentarios:

Publicar un comentario